Tratamiento de infecciones causadas por hongos

Las situadas en el pie son conocidas como tiñas, si afectan a la piel, u onicomicosis si afectan a las uñas. Los hongos colonizan fácilmente ambientes húmedos y cálidos, condiciones que se dan el el interior de calzados con poca transpiración y con piés sudorosos. Se trasmiten habitualmente desde zonas húmedas como vestuarios, piscinas, duchas, de ahí la importancia de no ir nunca descalzo en esas zonas. También se trasmiten al compartir calzado o toallas, incluso cortauñas. o a través de esporas que han llegado al suelo. Son muy contagiosos. 


MICOSIS DE LA PIEL

Llamadas Dermatomicosis, son infecciones por hongos, generalmente dermatofitos aunque a veces se encuentran levaduras como la cándida. La mayoría de las veces son asintomáticas o simplemente mal olor de pies.

 

Al menos el 60 por ciento de personas que acuden regularmente a centros deportivos, piscinas o gimnasios ha sufrido alguna vez pie de atleta o infección por hongos. Los síntomas de una micosis podal se notan en la piel, que se vuelve escamosa, enrojecida, con presencia de ampollitas y picor, presentando frecuentemente además olor desagradable.

 

Se manifiestan por tres formas clínicas principales:

  • Micosis intedigital; Con grietas o fisuras entre los dedos – la de los cuartos espacios interdigitales es casi definitoria - , y suele cursar con escozor.
  • Micosis Vesículo ampollosa; sobreañadida a un territorio de infección moderada, se extiende desde los espacios interdigitales al dorso y planta del pié, puede complicarse con linfengitis y celulitis.
  • Micosis hiperqueratósica o “en mocasin”, que se caracteriza por escamas y costras, que afectan principalmente a las áreas más gruesas de las plantas de los pies.

 

Las micosis, que a menudo son descubiertas por casualidad en una visita concertada a raíz de otro problema, presentan multitud de caras. En ocasiones se produce una dermatomicosis seca que dura años, mientras que en otros casos los hongos se manifiestan con claridad a los pocos días o semanas mediante picores entre los dedos, con el consiguiente riesgo de entrar en un círculo vicioso en el que el paciente nota que la zona afectada escuece más al mojarse, se rasca y da lugar a irritaciones que a su vez impelen a volver a rascarse, y así sucesivamente.

 

Diagnóstico.

Clínico, mediante la exploración y examen con luz de Wood.

Microbiológico, mediante la visualización directa de las esporas o cultivo

 
Tratamiento

Específico, con antimicóticos generalmente tópicos, en raras ocasiones también puede ser necesario el uso de fármacos sistémicos o antibióticos.

 

Prevención.

A los hongos les encanta el calor y la humedad para reproducirse y extenderse. Es por ello que se aconseja llevar un calzado transpirable. Estos microorganismos son fáciles de prevenir pero difíciles de erradicar, ya que pueden permanecer aletargados durante largos periodos de tiempo, por lo que si se aplica mal el tratamiento contra ellos (a veces debe prolongarse por espacio de varios meses), tarde o temprano reaparecen. Para no reinfectarse, cuando se acude al gimnasio hay que usar zapatillas para la ducha, aplicarse un jabón con Ph ácido y secarse bien los pies.

 

En caso de que alguien de la familia se haya infectado y haya contraído pie de atleta, no debe compartirse con esta persona ni calzado, ni calcetines o medias, ni sobre todo toallas, a causa de la presencia de humedad.

 


 

MICOSIS UNGUEALES, ONICOMICOSIS

La contaminación de las uñas de los pies puede deberse a los hongos acantonados en la piel o proceder del medio ambiente. En este caso la procedencia suele ser de ambientes secos, como alfombras o moquetas, lo que hace reiterar la necesidad de andar calzado en cualquier tipo de entorno.

 

 

Evolución.

Generalmente es muy lenta, pudiendo permanecer largo tiempo contaminando la uña sin que el paciente se dé realmente cuenta de ello. En otras ocasiones la evolución es más rápida, y el paciente refiere que en unas semanas las uñas, generalmente las de los primeros dedos, han cambiado de color a una tonalidad amarillenta, generalmente por la parte distal.

 

Diagnóstico

Mediante la exploración directa de la uña, que aparece con una tonalidad amarillenta,o bien va alterando su forma – distrofia – hasta, en los casos más evolucionados, presentar un aspecto totalmente engrosado y deforme.

Microbiológico, mediante la visualización directa de las esporas previa queratolisis con hidróxico potasico o cultivo.

 

Tratamiento.

En uñas cuya afectación no sobrepase el 50% de la lámina y sea distal es preciso un fresado exhaustivo de la uña. Sin este fresado (limado especial) de las uñas enfermas, los tratamientos, están abocados al fracaso y son ineficaces, pues el fármaco tópico que se utilice no puede llegar a la queratina y el epitelio subungueal infectado. 

En algunos casos de infección con afectación proximal de la uña o gran deformidad de la misma, procede el tratamiento local combinado con tratamiento sistémico.

Son tratamientos bastante prolongados en el tiempo, por la lentitud con que las uñas de los pies tardan en crecer, pudiendo llegar a veces de 9 meses a un año.